Los errores son alegres.
"Los errores son alegres", parece un contrasentido esta frase de Borges, pero no. Un error no tiene porqué ser un fracaso, sino una valiosa lección para el futuro.
Lo que hoy nos parece un error, mañana resulta ser un acierto. Nos damos poco permiso para errar, para intentar. Y sin equivocaciones no aprendemos.
Según Raimon Samsó, "el error tiene un gran valor en el ciclo del aprendizaje". Según él, ante un error deberíamos preguntarnos: "¿Qué mensaje positivo puedo extraer?, ¿Còmo me ayuda a gestionar mejor mi vida?".
No podemos equiparar lo que somos ni lo que valemos a nuestros éxitos y fracasos. Los errores solo son información. A menudo la vida da vueltas inexplicables, dolorosas, que nos dejan el regusto de la derrota. Pero muchas veces, con el tiempo, nos damos cuenta de que los errores eran en realidad riquezas disfrazadas.
Hay que dejar de relacionar el error con la culpa. Lo que debemos hacer es tomar nota de los errores para no repetirlos, pero no perder el tiempo repitiéndonos una y otra vez lo que hicimos o dejamos de hacer. Hay que aprender de lo sucedido, no lamentarse.
¿Cuántas veces nos identificamos con el resultado? y ésto si que sería un error, ya que un resultado no depende muchas veces de uno mismo. Depende de otras muchas variantes que no están bajo nuestro control. Lo importante, verdaderamente, es el proceso.
Según Samsó, el error, por otra parte, nos ayuda a cultivar valores como la humildad y la aceptación. Nos hacen más humanos.
Por último, aplicando la frase de Borges,
¿no creéis que tener, por ejemplo, una pareja perfecta, que nunca comete errores, es más aburrido que tener una pareja un poco despistada, que nos divierte con sus pequeños errores?, y si además nosotros también los cometemos, seguro que la convivencia saldría ganando, al menos nos reiríamos más, y eso además de dar salud, haría la convivencia más llevadera, ¡que falta nos hace".
¿Sabeis quienes son los únicos que no se equivocan?, los que no hacen nada, o sí.....