Postureemos más.
Si me preguntan qué es lo que me atrae más de un hombre o qué es en lo primero que me fijo del sexo masculino, diría que en los andares, la postura en general. Los ojos, las manos, la boca.....por descontado, pero su forma de andar es, para mi, el carné de identidad de una persona.
Hay días que nos levantamos tristes, cansados, apesadumbrados, y si nos fijamos,andamos de otra manera. Los hombros caídos, arrastrando los pies, cabizbajos, la espalda encorvada....Sin embargo, el día que estamos como si nos comiéramos el mundo, vamos sacando pecho, la mirada altiva y por supuesto, más derechos que un palo.
Nuestra postura suele ser el reflejo de cómo nos sentimos interiormente. El cuerpo es una fuente de información. Nos comunica en todo momento qué nos pasa, el cuerpo no miente. Escucharlo hará que sepamos como estamos de verdad.
Mi teoría es: cuando estemos de capa caída y veamos que nuestra postura tiende a encogerse, como a esconderse, reaccionemos y cambiemos de postura. Estiremoslo, saquemos pecho, los hombros hacia atrás... y nuestro ánimo cambiará automáticamente.
Alexander Richard Brennan, especialista en técnicas de yoga, afirma que modificar nuestra postura fortalece el cuerpo y la mente, mejora el bienestar y previene enfermedades, y que una persona con una buena postura corporal tiende a transmitir seguridad en si mismo.
Si tomamos conciencia de cual sería nuestra postura si tuviéramos otro estado de ánimo y modificamos nuestro lenguaje corporal, nuestras sensaciones cambiarán.
Fijaros si tiene importancia todo esto, que incluso César Millán emplea esta técnica con sus perros.Cuando un perro está decaído, se le levanta la cola y se le sujeta arriba hasta que él la deja así, el perro cambia de actitud.
Así que, si los perros son capaces de conseguirlo, nosotros no vamos a ser menos.