"... apasionados de la palabra, de los sentimientos... De todo aquello que hace que la vida sea mejor. Con gusto mediador"
Hola:
Somos Sebastián García y Carmen Sánchez, y en esta segunda etapa de nuestras vidas surge la idea de crear "Con Actitud y Media". Psicólogo y abogada que tienen como nexo en común la pasión por la mediación, la ilusión de hacer que la vida sea mejor con la palabra y la cultura del acuerdo.
Este es nuestro momento de "desaprender para aprender", como tantas veces nos ha dicho nuestro querido Javier Alés Sioli, y nos encantaría compartirlo con todos vosotros, con toda la ilusión del mundo. Intentaremos desde una frase diaria, comentar, contar... reflexionar en definitiva para hacer que "cada día cuente". Contaros también nuestros logros y nuestros avatares. Os esperamos.

viernes, 4 de julio de 2014

4 de Julio de 2014
El elefante encandenado.



Cuando yo era chico me encantaban los circos, y lo que más me gustaba de él, era el elefante. 


Durante la función, la enorme bestia hacia despliegue de su tamaño, peso y fuerza descomunal... pero después de su actuación y hasta un rato antes de volver al escenario, el elefante quedaba sujeto solamente por una cadena que aprisionaba una de sus patas clavada a una pequeña estaca clavada en el suelo. 

Sin embargo, la estaca era solo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en la tierra. Y aunque la cadena era gruesa y poderosa me parecía obvio que ese animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su propia fuerza, podría, con facilidad, arrancar la estaca y huir. 

El misterio es evidente: ¿Qué lo mantiene entonces?
¿Por qué no huye? Pregunté entonces a algún maestro, por
el misterio del elefante. Me explicó que el elefante no se
escapaba porque estaba amaestrado. Hice entonces la pregunta obvia: -Si está amaestrado, ¿por qué lo encadenan? No recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente.  

Hace algunos años descubrí que por suerte para mí alguien había sido lo bastante sabio como para encontrar la respuesta:
El elefante del circo no se escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde muy, muy pequeño. 

Cerré los ojos y me imaginé al pequeño recién nacido sujeto a la estaca. Estoy seguro de que en aquel momento el elefantito empujó, tiró, sudó, tratando de soltarse. Y a pesar de todo su esfuerzo, no pudo. La estaca era ciertamente muy fuerte para él. Juraría que se durmió agotado, y que al día siguiente volvió a probar, y también al otro y al que le seguía... Hasta que un día, un terrible día para su historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a su destino. 

Este elefante enorme y poderoso que vemos en el circo, no se escapa porque cree -pobre- que NO PUEDE.
Él tiene registro y recuerdo de su impotencia, de aquella impotencia que sintió poco después de nacer. Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese registro. Jamás... jamás... intentó poner a prueba su fuerza otra vez...



Hay ataduras que no son físicas, y esas, tienen más fuerza que ninguna.





¡Buen fin de semana,  y que lo único que nos ate sea las ganas de ser felices!




4 comentarios:

  1. Aunque no me gustan los circos, reconozco que he ido en varias ocasiones. Para majestuoso el elefante, da sensación de protección y de fuerza, me parece un animal para estar en su sitio, no en un circo, pero bueno....eso sería otro tema.
    Buen contenido el que refleja el cuento, cuántas ataduras imaginarias tenemos de las que a veces no somos ni conscientes.
    Buen fin de semana, esperemos que no sea pasado por agua. Disfruta, que seguro que te lo mereces guapísima.

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    1. A mi tampoco me gustan, me da tristeza ver tanto animal encerrado, pero bueno, eso sería otro cantar....
      Son las propias limitaciones que nos ponemos, que no impedimentos reales, las que hacen que creamos que no podemos. Esta es otra palabra que de por si, ya nos limita, el solo pensarla.
      Buen fin de semana, que seguro va a ser soleado y estupendo.

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  2. Yo si pensaba que estaban amaestrados, y que el que estuvieran atados a esa pequeña estaca era para que a la gente que estaba en ese momento en el espectáculo les diera sensación de seguridad. Es una buena reflexión pensar que cosas nos atan psicológicamente, pero que en realidad nada no son un impedimento real . Un beso

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    1. Siempre se aprende algo, y sobre todo darte cuenta que nos pasa en numerosas ocasiones.
      ¡A quitarse ataduras y liberarse, ya sean ficticias o reales!
      ¿Qué te parece B?, un beso, ya en tierra firme.

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