El poder de la comunicación emocional.
En mediación
no es extraño que se vaya caldeando el ambiente hasta derivar en gritos durante
el relato del conflicto.
Está extendida la sensación de que quien grita más en
una discusión es quién lleva más razón, hay un ánimo de desprestigiar a la otra
parte, nos obcecamos en que no lleva razón, y por esto a veces incluso nos
olvidamos de ofrecer nuestros contraargumentos, defendemos nuestra postura
mientras la otra parte se empeña en defender la suya.
Estamos tan condicionados
por nuestro discurso que hasta es posible que mientras la otra parte está en su
propio monólogo, nosotros estemos buscando la palabra certera para nuestro
contraataque, sin importarnos los términos en que se esta
expresando.
Al
principio la presencia de un tercero (el mediador) suele atemperar los ánimos,
pero de repente algo hace click y se desencadena un tsunami. Empiezan a aflorar
sentimientos pasados, historias que se cerraron a medias, resentimientos,
rencores...(emociones). Y aparecen los gritos e incluso el leguaje
ofensivo.
En este caso
el mediador tiene dos opciones:
A)
Percibirlo como una amenaza al propio proceso e incluso a la integridad física
de la otra parte y actuar en consecuencia para interrumpir y cortar de raíz esas
actitudes.
B) Percibirlo como la oportunidad que supone
encontrarse ante las partes "comunicándose" con el mismo estilo que
habitualmente han utilizado cuando han abordado el asunto de conflicto, y
aprovecharlo para, con técnicas de "comunicación
emocional", reconducir y
transformar la escena en el trampolín que dará lugar al cambio en la percepción
del conflicto y al principio de la resolución del
mismo.
Con la opción A, el mediador enviara un
mensaje del tipo: ¡aquí
se ha de actuar como yo digo, pues yo soy el profesional y tengo poder sobre el
proceso y sobre vosotros!
La parte que gritaba atribuirá a este
mensaje un significado del tipo:
¡Vaya, ya se esta poniendo a favor de la otra parte!
Posiblemente se hayan puesto los cimientos
del fracaso de la mediación. La otra parte puede sentir un cierto alivio al
principio, pero como conoce al otro sabe que enfrentarse a él es precisamente lo
que ha llevado el conflicto al estado actual y piense: ¡No
sabe con quién esta tratando, así no vamos a ninguna
parte!
La comunicación.....qué difícil algunas veces. El papel del mediador debe de ser complicado. Me imagino que tacto y buen ojo debereis tener para saber cuándo si y cándo no teneis que cortar una sesión.
ResponderEliminarEn fin, de por si comunicarnos cuesta, y si es sin que te griten o levanten la voz, más. Más argumentos y menos gritos, les diría yo a algunos.
Ya miércoles, de calorrrrrrr. Guapísima que tengas un buen día.
Si que es difícil, y con algunas personas más. El problema es que no se escucha, y así es imposibel entablar una comunicación. En la película "Amanece que no es poco", que repusieron ayer, y que es fantástica, hay un episodio en que dos personas están conversando y cada una está hablando de su tema, pues eso es lo que pasa muchas veces, cada uno se escucha a si mismo pero no al otro.
ResponderEliminarEn fin.....como tú dices.
Miércole caluroso, es lo que toca.
Comunicación que complicado. Una de las premisas claves para comunicarse es saber escuchar, algo que muy poca gente hace sobre todo cuando estamos en un conflicto. Un beso
ResponderEliminarComplicado precisamente porque no sabemos escuchar, como tú dices. Tenemos monólogos interminables que no llegan a ningún sitio, y además todos queremos tener razón.
EliminarUn beso granaino.