"... apasionados de la palabra, de los sentimientos... De todo aquello que hace que la vida sea mejor. Con gusto mediador"
Hola:
Somos Sebastián García y Carmen Sánchez, y en esta segunda etapa de nuestras vidas surge la idea de crear "Con Actitud y Media". Psicólogo y abogada que tienen como nexo en común la pasión por la mediación, la ilusión de hacer que la vida sea mejor con la palabra y la cultura del acuerdo.
Este es nuestro momento de "desaprender para aprender", como tantas veces nos ha dicho nuestro querido Javier Alés Sioli, y nos encantaría compartirlo con todos vosotros, con toda la ilusión del mundo. Intentaremos desde una frase diaria, comentar, contar... reflexionar en definitiva para hacer que "cada día cuente". Contaros también nuestros logros y nuestros avatares. Os esperamos.

jueves, 30 de octubre de 2014


30 de octubre de 2014
¿Exigirnos?, ni calvo ni con dos pelucas.



Una cierta dosis de autoexigencia es necesaria como disciplina en muchos ámbitos de nuestra vida, siendo útil para superarnos, desarrollarnos, para conseguir metas y objetivos, etc. Puede convertirse en un aspecto muy positivo siempre y cuando no nos ahogue o nos limite.


En cambio, un exceso de autoexigencia en nuestra forma de vivir es negativo ya que puede provocar frustración, rabia, impotencia, angustia, entre otras emociones negativas. Así, según como la experimentamos, esta se puede convertir en un motor positivo de cambio, o en un problema que nos puede afectar tanto psicológica como emocionalmente.

¿Por qué somos autoexigentes? ¿Qué esperamos conseguir? Sencillamente porque lo aprendemos. Como en el caso de un padre que exige a su hijo un comportamiento modélico en exceso y unas notas escolares por encima de sus posibilidades. Ser autoexigente también puede ser una cuestión de educación o de aquello que aprendimos de pequeños en nuestro entorno familiar y social. Si vivimos en un ambiente crítico, rígido y exigente, este nos habrá influido y de adultos nos encontramos que tendemos a reproducir este ambiente emocional que vivimos de pequeños en nuestro entorno.

Por tanto, la autoexigencia es sinónimo de perfección, de control, de rigor, y tiene que ver con nuestra autoestima. Así, si nos excedemos o extralimitamos con nuestras expectativas y objetivos, esta puede quedar afectada. 

Nosotros somos los únicos que podemos bajar nuestros niveles de exigencia pero, ¿cómo? Readaptándolos a nuestras posibilidades reales para poder vivir con más tolerancia y libertad.

Ser críticos con nosotros mismos es bueno, pero.......ni calvo ni con dos pelucas.


Buen fin de semana a todos, y a la buena tertulia que se ha montado en el blog, anónimos o no, os espero, a ver si se anima algún que otro,aunque sea anónimo, pero por favor, firmad, aunque sea con seudónimo, aquí no se busca más que vuestra opinión......que es muy valiosa.


lunes, 27 de octubre de 2014

Con Actitud Y Media: 27 de octubre de 2014Somos lo que comemos...E...

Con Actitud Y Media: 27 de octubre de 2014
Somos lo que comemos...



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: 27 de octubre de 2014 Somos lo que comemos... Es verdad que "somos lo que comemos", cada vez nos vamos concienciando más...
27 de octubre de 2014
Somos lo que comemos...



Es verdad que "somos lo que comemos", cada vez nos vamos concienciando más de ello y nos cuidamos más por fuera y por dentro, y me parece estupendo.

Pero yo digo también que "somos lo que nos hablamos".

Y eso, ¿qué es lo que es?, como diría Carlos Herrera con un tono córdobé.

Muy sencillo, nos vamos convirtiendo en aquello que nos vamos diciendo cada día. Todos nos hablamos, y por regla general lo hacemos con bastante menos consideración que  si fuéramos otra persona.

Hay gente que piensa: " no valgo nada, siempre me equivoco, todos creen que soy un inútil, no hago nada bien y los demás son mejores que yo". Esta persona, desde luego que no hará nada bien, y aunque lo haga, nunca lo reconocerá porque no se valora , no se quiere, y lo más seguro es que sea fantástica, pero su exigencia le hace no ver lo bueno que tiene, terminando con su autoestima por los suelos y sin tener el éxito merecido.

¡Es tan importante quererse!, y no es egoísmo, es ser inteligente, es sacar más partido de unos mismo, es intentar ser más feliz y de esta forma hacer que los que te rodean también lo sean.

Si nos habláramos a nosotros mismos como si fuéramos otra persona, seguro que lo haríamos con mas generosidad. La diferencia de hablarte bien o mal es la de ser la persona que deseas, con éxito, o la persona fracasada que en realidad odias ser.

Qué diferente es decirte: "hoy voy a por todas, voy a hacerlo mejor que ayer, valgo para ello, y si me equivoco, lo vuelvo a intentar, seguro que consigo hacerlo igual de bien que los demás".

Esta persona, además de tenerse en buena consideración, hará cada día las cosas mejor, superándose en todo lo que haga, con fuerzas y con ilusión por hacerlo, será mas feliz.

Si le hablamos así a los demás, dándoles ánimos y ensalzando las valías que tienen, ¿por qué nos tiramos a nosotros por tierra?

Hoy lunes, comienzo de semana, nuevo propósito, hablarnos bien , así de sencillo, seamos educados con nosotros mismos, utilicemos términos cariñosos, regalémosnos el oído de vez en cuando, que un dulce no amarga a nadie. 

Pensemos, que igual que somos lo que comemos, somos lo que nos hablamos.

¡A echarnos piropos, hombre!, ahora que hay menos albañiles que nos lo echen.....(¡qué pena!, con  lo bien que sentaban).


jueves, 23 de octubre de 2014

23 de octubre de 2014
Historias de superación.







Hace unos días me dieron una lección de superación increíble.

Un chico joven, con una problema que le está costando bastante superar estuvo hablando conmigo de su vida, de su futuro. 

Después de años dando tumbos de aquí para allá, sin saber que rumbo tomar, no queriendo enfocar su vida en ninguna iniciativa porque sabía que ninguna la iba a llevar para adelante, me habló con una cordura y una sabiduría  que en pocos chicos de esa edad he visto.

Sabe que uno de los principales pasos que tiene que dar para seguir con su vida es reconocer lo que le pasa, y eso hizo. Muy a su pesar, porque no es plato de buen gusto, describió perfectamente su situación. Supo contar con pulcritud lo que sentía y porqué, y canalizó todo eso de forma que en ese momento sabía lo que tenía que hacer con ayuda profesional.. Y no sabe si mañana seguirá pensando lo mismo, o peor, si podrá llevar a cabo todo a lo que se ha comprometido en su conversación o si reconocerá que lo ha dicho, porque de eso se trata parte de su problema.

Estoy orgullosa de él. Lo que a todos nos cuesta un poco de trabajo, a él le cuesta no mucho, si no muchísimo. Lo que algunos vemos como un problemilla, él lo ve como si fuera  algo sin solución. Y así es todo en su vida.

Un chico que lo tiene todo, belleza, inteligencia, sensatez, madurez, sueños, ilusiones, fortaleza, capacidad.....se derrumba hace unos años, y no sabe por qué.

Durante este tiempo, cae, se levanta, se vuelve a a caer, se queda en el suelo, se levanta de nuevo....y así hasta cansarse y decidir quedarse sentado, ¿para qué levantarse si va a volver a caer?.

¡Agota esta situación!

Hay tantas personas así, con un sufrimiento interior, que aparentemente parecen que les da igual todo, que son vagos, que tienen su vida resuelta.

No sabemos el sufrimiento que les reporta el no poder llevar una vida normal, como cualquiera, el no dejar de padecer estén en la situación que estén.

Todo padecimiento  tiene un nombre, unos se pueden decir, están socialmente bien visto, pero otros por desgracia, o hasta que algún famoso lo padezca y lo  diga, son rechazados e incomprendidos.

Para ello tendríamos que ponernos en sus zapatos, y....eso es muy difícil.

Ese momento de gran lucidez, de compromiso con él mismo, que es lo importante, de saber que no tiene que darle cuentas a nadie, de optimismo y sinceridad, ha sido quizás su mejor regalo de cumpleaños.

Quiero que sepas que estamos contigo, al igual que mucha gente más, y como siempre digo, un dolor de estómago tienen su tratamiento, lo tuyo también.

"El éxito es fácil de obtener, lo difícil es merecerlo" (Albert Camus), tú ya tienes lo dificil, te lo mereces.

Buen fin de semana a todos, a los lectores y a los comentaristas, y en especial a ti,vivamos el día a día.

lunes, 20 de octubre de 2014

20 de octubre de 2014
La educación es cosa de todos.



Tengo que confesar que la semana pasada tuve la oportunidad de experimentar un doble placer.
Ya habrá más de un mal pensado (o bueno) que se vaya por otros derroteros, tengo que aclarar que el placer doble se ha debido a un logro profesional.
Hemos tenido la oportunidad de hablar de algo que nos entusiasma, la Mediación Educativa, en el colegio donde he estudiado toda mi vida, mi colegio, el de mis hijas, el colegio Santa Ana.

Ya lo habíamos hecho en otros colegios, pero el tener la oportunidad de hacerlo en este, en el que yo me he formado y también mis hijas, me llena de satisfacción.

Si somos unos enamorados de la Mediación en general, la Mediación Educativa nos fascina. El poder ir enseñando desde las edades más tempranas la importancia que tiene la palabra a la hora de resolver nuestros problemas, el valor de la Filosofía del Acuerdo, el del "ganar-ganar", y lo beneficioso que es aprender a cooperar más que a competir, es algo que nos llena de satisfacción personal y profesional.


Todos sabemos que el conflicto es algo consustancial a la vida, que lo malo no es tener problemas, sino el no saber solucionarlos adecuadamente.

Nosotros partimos de la base de que el conflicto puede llegar a ser positivo desde el momento que asumes que lo tienes y que eso lleva a querer resolverlo.

Los niños desde pequeños tienen que aprender a responsabilizarse de sus actos, y en vez de  ver el problema como algo negativo que los lleve a situaciones de estrés, depresión o incluso, en algunas casos, a suicidios, tienen que utilizar técnicas, recursos adecuados para encontrar soluciones en donde nadie salga perjudicado.

¿Quién mejor que el que tiene el problema para encontrar la solución?

A lo largo de la vida, nuestros hijos irán encontrándose con escollos, barreras, trabas. Convivimos y por ello cada uno de nuestros actos impacta directa o indirectamente en los demás.

Por eso, y tomando el título del libro
de un buen amigo nuestro, Josemi Valle, titulamos nuestra exposición en la Escuela de Padres, "La educación es cosa de todos", porque todos aportamos nuestro granito de arena para que este mundo sea o no mejor, en el que nuestros hijos se van a formar para el futuro.

Al tener la mediación como herramienta principal la comunicación a través del diálogo, creemos que es la mejor herramienta que podemos enseñar a los niños para resolver sus problemas.

Tres conceptos tenemos como claves los mediadores:
El primero, que no hay mayor poder de persuasión que la palabra. El segundo, que al darle la oportunidad a una persona de argumentar sus posiciones, sus comportamientos, intensifica la posibilidad de respetarlos. Y el tercero, que no existe mayor fuerza de respeto hacia la otra persona que el darle una explicación.

La experiencia nos demuestra que cuando se les da a los niños las habilidades suficientes para resolver los conflictos que se les plantean, estos van disminuyendo e incluso desapareciendo de una manera pacífica y efectiva.

Termino con una frase de Paulo Freire:  "Nadie educa a nadie, así como nadie se educa a si mismo, los hombres se educan en comunión y el mundo es el mediador".

Gracias Josemi por habernos inspirado, y espero haberos inspirado también a vosotros.

Propósito de esta semana que comenzamos, utilizar más la palabra, el diálogo.....
y que como dice el refrán, "hablando se entiende la gente".

¡Ala!, buen lunes a todos.

viernes, 17 de octubre de 2014

17 de octubre de 2014
La Tristeza.





La tristeza al igual que la alegría forma parte de las emociones presentes en la vida de las personas. 

Experimentar tristeza es normal y debemos aceptarla como un sentimiento que nos permite elaborar determinadas situaciones vitales y nos facilita las adaptaciones y ajustes psicológicos necesarios para seguir adelante.


Cuando la tristeza persiste o adquiere más fuerza de lo que se considera normal, hay que poner manos a la obra y practicar una serie de hábitos sencillos para mantenerla a raya y evitar problemas mayores, como podría ser la depresión, que ya requeriría intervención profesional.



Se sabe que las personas que nunca han padecido depresiones mantienen unos hábitos de vida, al alcance de cualquiera, que parecen protegerlos del desánimo. Estos comportamientos nos ponen sobre la pista de cómo evitar ese malestar psicológico.



Se trata de personas que fomentan y cuidan sus relaciones con los demás y reservan tiempo para reunirse con los que quieren, sean amigos, compañeros de trabajo o su familia.



Realizan con frecuencia actividades que les satisfacen y que no siempre requieren esfuerzo personal o económico, como por ejemplo escuchar música, leer, tomar un baño caliente.



Descansan diariamente lo suficiente, no solo durante el sueño sino que hacen pequeñas pausas ante la fatiga durante la actividad diaria, tomándose un respiro. Practican con asiduidad algún tipo de ejercicio físico y tratan de evitar la vida sedentaria, según las posibilidades puede bastar un paseo diario de media hora. Comen lo necesario. Es decir «escuchan» a su cuerpo y lo atienden.



Apuestan por la comunicación positiva, esto es, cuentan a los demás las cosas buenas que suceden a su alrededor o a sí mismos, en lugar de quejarse y hablar solo de lo negativo. No se recrean en dar vueltas a los problemas de forma obsesiva, por el contrario piensan y se expresan en función de la búsqueda de soluciones.



Se guardan de aquellas personas que tienen una visión pesimista y negativa de la vida y que solo hablan de problemas. Esto último es más importante de lo que parece ya que la tristeza es muy contagiosa.



Estos comportamientos «protectores» del estado de ánimo funcionan solo si se practican hasta incorporarlos a nuestra rutina diaria. Conviene recordar que nadie puede hacerlo por uno mismo. 

En cualquier caso, no requieren mucho esfuerzo, más bien proporcionan placer. Merece la pena (o la alegría) intentarlo, ¿no crees?.



Esta semana nos ponemos falta, ¡imperdonable!, pero con este artículo queremos que  paséis un buen fin de semana, que lo pongamos en práctica todos y le digamos "adiós a la tristeza y hola a la alegría". Este puede ser el nuevo propósito de esta semana.

La "Vida es bella", a pesar de todo, como el título de la película.

jueves, 9 de octubre de 2014

9 de octubre de 2014
 El Rencor.




¡Os acordáis de una de las primeras fábulas que reseñamos en este blog?, pues hoy la traemos a colación para hablar de un tema muy interesante, EL RENCOR. 


"Dos hombres habían compartido una celda en prisión durante varios años. Ambos habían sido encarcelados injustamente y sufrieron todo tipo de maltratos y humillaciones. Finalmente, fueron puestos en libertad. Al cabo del tiempo volvieron a encontrarse.


Uno de ellos le preguntó al otro:
- ¿Aún te acuerdas de los guardias?
- No, he podido olvidar todo. ¿Y tú?
- Yo sigo odiándolos con todo mi ser – respondió.
El amigo lo miró con tristeza y le dijo:
- Entonces aún te tienen preso".



Esta fábula nos indica que el rencor es un arma de doble filo, mientras sentimos un enfado profundo y persistente hacia otra persona, nos estamos haciendo daño a nosotros mismos. Al odiar y sentir sed de venganza, no lastimamos al objeto de nuestros sentimientos sino que nos impedimos reencontrar el equilibrio emocional y nos alejamos de una vida realmente plena.


La persona rencorosa piensa que le está haciendo daño al otro porque no le perdona pero en realidad, el mayor daño se lo está haciendo a sí misma. De hecho, aunque pueda parecer un contrasentido, a menudo causa más daño el rencor que la ofensa recibida.


Frecuentemente, en mediación, nos encontramos ante actitudes de las partes que sólo se podrían explicar acudiendo al análisis del rencor que les atenaza. Esta actitud les inmoviliza y les impide cualquier progreso en busca de un acuerdo. El mediador, cuando lo detecta, debe abordarlo para intentar controlarlo o perderá el tiempo y a sus clientes.


Recuerda que la única manera de vivir consiste en dejar el pasado en el pasado. No te conviertas en un juez irascible, aunque el daño infringido haya sido grande, intenta perdonar y mirar al futuro.



Aprender a dejar ir el rencor vale la pena, el mayor beneficiario serás tu mismo.

Mañana, Día Mundial de las enfermedades mentales, ¡estamos con ellos!

            Buen fin de semana y......a borrar todo lo que podamos.

domingo, 5 de octubre de 2014

6 de octubre de 2014
Vivir despacio.




Es verdad que el día tiene 24 horas y que cada hora 60 minutos, y esto ha sido y será siempre igual, pero a mí ahora me parece que el TIEMPO dura menos.

Tengo la impresión desde que me levanto, y eso que ahora lo hago bastante más temprano, de que ya tengo menos TIEMPO, como si se hubiera comprimido o me lo hubieran robado.

Esta sensación de levantarte por la mañana y decir "tengo todo el día por delante" y organizar tu TIEMPO, en el que caben obligaciones, ocio, amigos, siesta, familia, lectura....

El encontrarte a una amiga y que no vaya corriendo y con prisas, o que no seas tú la que le tengas que decir: "a ver si nos vemos otro día más tranquilas, nos llamamos y quedamos", que después no es así porque no encuentras el TIEMPO.

TIEMPO para charlar, ¡que me gusta esa palabra!, tranquila, de lo que sea, de andar paseando y disfrutando del paseo, sin pensar que llego tarde, que pierdo el autobús, que ya me estarán esperando....

El tener TIEMPO  suficiente para no tener remordimientos si lo perdemos en cosas tan banales como "no hacer nada", ¿por qué no?

Si el tiempo es el mismo, las tecnologías de ahora mejores, los coches corren más, tenemos metro, que hacen que lleguemos en menos TIEMPO a los sitios.....¿por qué esta falta de TIEMPO entonces?

Hemos sustituido unas cosas por otras, nos hemos sobrecargado de obligaciones que a veces nos reportan poco o nada, hemos dejado a un lado nuestros derechos, nuestros deseos, los beneficios de vivir "más despacio", de saborear la vida.

¿Nos hace esta forma de vida más felices que antes?

Hoy lunes, comienzo de semana, otro nuevo propósito, "vivir más despacio, con más tiempo para las personas y no tanto para las cosas, vivir para ver, oír, saborear....más que para tener y acumular".



Ese va a ser el nuevo reto que planteo para este mes de octubre, a mí la primera, ¡a ver quien es el guap@ que lo consigue!

jueves, 2 de octubre de 2014


2 de octubre de 2014

Yo misma y....sin complejos.






Ya no tengo paciencia para algunas cosas, no porque me haya 
vuelto arrogante, sino simplemente porque llegué a un punto de mi vida en que no me apetece perder más tiempo con aquello que me desagrada o hiere. 

No tengo paciencia para el cinismo, críticas en exceso y exigencias de cualquier naturaleza. Perdí la voluntad de agradar a quien no agrado, de amar a quien no me ama y de sonreír para quien no quiere sonreírme. 

Ya no dedico un minuto a quien miente o quiere manipular. Decidí no convivir más con la pretensión, hipocresía, deshonestidad y elogios baratos. No consigo tolerar la erudición selectiva y la altivez académica. 

No me ajusto más con la barriada o el chusmerío. No soporto conflictos y comparaciones. Creo en un mundo de opuestos y por eso evito personas de carácter rígido e inflexible. En la amistad me desagrada la falta de lealtad y la traición. 

No me llevo nada bien con quien no sabe elogiar o incentivar. Las exageraciones me aburren y tengo dificultad en aceptar a quien no gusta de los animales. Y encima de todo ya no tengo paciencia ninguna para quien no merece mi paciencia" (Meryl Streep).



Por una vez, y  aprovechando que hay alguien que piensa igual que yo y que no lo voy a poder expresar mejor, paso a suscribir todo lo que dice, punto por punto.

Así me siento en estos momentos de mi vida. Con tiempo solo para lo que me satisfaga, sin aguantar tanta......, ni tantos........


¡Así soy y así seré!, como dice la canción, y seguro que muchos de vosotros también.





Buen día a todos e incluso a los que no estoy dispuesta a aguantar, ¡OLe!