Zygmunt Bauman, un adelantado a su tiempo.

12 de Enero 2017
Zygmunt Bauman, un adelantado a su tiempo.

Tengo que confesar que hasta ayer no sabía quién era y que desconocía su obra, que lo he encontrado una vez ha fallecido, el lunes día 9, y me ha parecido un personaje interesantísimo.

Sociólogo polaco que hasta prácticamente sus 91 años ha estado escribiendo artículos y libros de una gran intensidad.

Al leer su biografía he conseguido entender la conversación que ayer escuché de una joven de unos quince o dieciséis años. Esta chica hablaba con una amiga, y le contaba decepcionada que los "reyes" no le habían traído el último modelo de móvil que había pedido. Aunque era bueno el que tenía no se sentía identificada con él porque ya estaba obsoleto, aunque le funcionaba a la perfección y era "guay". La charla continuó por otros derroteros, los del amor, y comentaba drásticamente que estaba cerrada a una relación estable, que quería libertad para estar con quien quisiera y hacer lo que le viniera en gana. La amiga le comentaría algo, a lo que ella respondió que no, que sus padres eran unos antiguos y que querían que continuara con los estudios, pero que ella no estaba dispuesta a seguir con lo mismo. En fin, estuve entretenida y la escucha dio para que al menos la espera se me hiciera más llevadera.

Ya en el año 2000, Bauman aseveraba que la sociedad se basa en el individualismo y en una forma de vida cambiante y efímera. Decía que en el amor, el miedo al compromiso y el hecho de tener que renunciar a cosas, como a la libertad, eran la razón principal por lo que no se luchaba por una pareja estable, lo que él denominaba "amor líquido", una sucesión de nuevos comienzos con breves e indoloros finales.

Del consumismo, ya hace 17 años, su teoría es la que predomina hoy en día. Lo importante no es conservar objetos sino renovarlos constantemente. Es decir, que el consumismo no gira en torno a la satisfacción de deseos, sino a la incitación del deseo de deseos siempre nuevos. Esta es su "realidad líquida", la que angustia a las personas porque no carecen de nada fijo y duradero.

Al igual que la belleza, lo efímero pasa, deja su huella pero no nos deja aferrarnos a nada. Necesitamos algo sólido, raíces fuertes que nos sostengan, compromisos sin miedo al fracaso. Necesitamos aprender a valorar lo que tenemos, a reutilizar, e incluso a no necesitar.

Este ansia de hoy de tenerlo todo y todo lo último, ¿nos hace más felices que antes? Y no solo hablo de lo material, también de lo afectivo. ¿Es mejor muchos amigos internautas que poquitos cercanos y reales?

Da que pensar, y oyendo conversaciones como la que he relatado, más todavía.

Buena entrada de año, y éste me da a mi que va a ser UN BUENÍSIMO AÑO, UN AÑO SÓLIDO, ¡el año del gallo!